#Opinión | Jairo Mejía Samayoa.
En la clausura del Festival Gabo se reveló que en lo que va de 2022, 30 periodistas han sido asesinados en la región latinoamericana. De acuerdo con la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios (Fundamedios) latinoamérica continúa siendo la zona más hostil del mundo para ejercer la profesión periodística.
Un ejemplo de la hostilidad expuesta por Fundamedios son los recientes asesinatos de los periodistas comunitarios, Pedro Alfonso Guadrón Hernández (julio de 2021) y Harold Orlando Villanueva (marzo de 2022). Muchos de estos casos han quedado en impunidad. Esta misma hostilidad hacia la prensa ha causado que, tan solo en 2022, seis periodistas se han exiliado en otros países de la región.
La noche del 11 de septiembre de 2020 el periodista Sonny Figueroa (Vox Populi) fue asaltado en los alrededores del Palacio Nacional. El comunicador acudió por ayuda a ese recinto y, en lugar de obtener apoyo, fue violentado y agredido por personal de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia (SAAS), Guardia Presidencial y de la Policía Nacional Civil (PNC).
En este caso la agresión no quedó impune, ya que Figueroa de manera valiente, acudió a realizar la denuncia al Ministerio Público (MP), sabiendo que esta podría no avanzar y ser archivada. No obstante, ocurrió todo lo contrario porque dos años después, el 25 de octubre de 2022, la profesión periodística obtuvo un ápice de justicia, sentando así un precedente.
Los agentes policiales Ángel Isaías Fuentes Navarro y Orlin Alexander Barrientos González fueron sentenciados a cuatro años y nueve meses de prisión por el delito de abuso de autoridad. Esta sentencia es la clara evidencia de que en Guatemala, la policía no protege, si no reprime a los periodistas y a los ciudadanos en general.
Aquí, unas imágenes de las distintas audiencias del juicio contra los ahora condenados. Aún está pendiente la investigación contra el subcomisario de la PNC, Danny Estuardo Estrada Fajardo (jefe de los policías enjuiciados) y de una tercera persona que agredió al periodista, que minutos después se le ve descender de la autopatrulla.
Es importante que como periodistas recordemos y conmemoremos a nuestros mártires, y como en el ejemplo de Sonny Figueroa: exijamos justicia.