#Opinión | Kajkoj Máximo Ba Tiul – Centro de Reflexiones Nim Poqom.
¡Fraude, fraude!, ha sido la consigna de los grupos de extrema derecha, cuando se sienten derrotados. Cuando los ciudadanos no les hacen eco, entonces, comienzan a cantar; ¡golpe, golpe! Hace muchos años, fueron quienes gritaban, suelta a ¡Barrabas y crucifica a Jesús! Falsos demócratas. Falsos religiosos, falsos cristianos, falsos políticos. Amayo los llama, “cristoneofacistas”. Así, hay muchos y por todos lados. Se jactan del poder que tienen. Regañan, insultan, criminalizan, persiguen, encarcelan, como en Guatemala, la “señora de Gerona”, que sin importarle nada; regaña e insulta a su patrón, como si fuera su mozo, su colono, como lo hacen los finqueros de ACDEPRO con los indígenas a quienes explotan o los narco-militares-asesinos y genocidas de FUNDATERROR; cuando se dirigen a sus sicarios.
Quienes hoy exigen a Arévalo que trabaje, son quienes desde hace años comenzaron a hundir a nuestro país, en el agujero en el que estamos. Son quienes promovieron la contrarrevolución, quienes se enriquecieron al calor de la política contrainsurgente de 1962-1996 despojando de sus tierras a los pueblos indígenas, son quienes aprovecharon de la ayuda humanitaria durante al terremoto de 1976, creando sus fundaciones de asistencia humanitaria. Se fortalecieron con el neoliberalismo, que tenía como doctrina o manual el “Consenso de Washington” y niegan el genocidio y algunos, ahora, se presentan como funcionarios de este gobierno, diciendo: “yo no fui”. Quienes están provocando la caída de este gobierno, no sólo están afuera, están adentro. Recuerden el comunicado “Traicionar la paz y dividir a Guatemala” , que fue como “tirar la piedra y esconder las manos” y más de alguno de sus firmantes, hace gobierno con Arévalo.
Hace unos días en una entrevista , argumentaba que en esta época en donde experimentamos la “crisis de las ideologías”, cuando los jóvenes se deleitan más con el TikTok, Instagram y X, se hace urgente y necesario, reposicionar nuevamente aquellas ideas que nos invitaban a ser antiimperialistas y anticolonialistas. De ahí, que no basta con ser “decolonial” si no se es anti capitalista, anti neoliberal. Incluso anti pentecostalistas o anti cristianoneofacista. Los fundamentalismos, tanto religiosos como políticos, están tratando de tomar nuevamente el control de nuestras conciencias y mencionan a “Dios” o “democracia” en sus discursos. Se les cree, aunque sean criminales, sabiendo que no les importa para nada el sufrimiento de los pueblos y nos shoquean.
Estos criminales, no actúan solos. Tienen toda una estructura fuerte y que analizan nuestra psicología, utilizando como método de control “la doctrina del Shock”, como dijera Naomi Klein , y que sucede muchas veces, porque “perdemos nuestros discursos, nuestra identidad, nuestras luchas”. Caemos en el pesimismo, como la frase “me equivoque con Arévalo, porque no ha cambiado nada”. Incluso, quienes fueron “fans del movimiento Semilla y de Arévalo”, ahora andan frustrados, porque pensaron que las cosas iban a cambiar de tajo, sin tomar conciencia que el “pacto criminal”, tiene sus raíces profundas y desterrarlos, como lo hemos repetido muchas veces, se requiere de esfuerzos más aguerridos que diplomáticos. Por qué el escenario político actual, es “la prolongación de la guerra”.
El discurso de la fiscal general de Guatemala, “regañando e insultando al presidente”, en nuestra cotidianidad, se le puede entender, como una llamada de atención a un “irresponsable”, que no ha hecho bien su trabajo. En cualquier parte del mundo, un empleado público o privado, sería cesado inmediatamente, sobre todo, porque está “sobreponiéndose a su empleador” y en este caso, el empleador es el pueblo y este está representado por su “presidente”. Y, si nos atenemos a la constitución, la fiscal está cometiendo el delito de “sedición” y entonces, debería de ser capturada de hecho.
Como sucede en todos los países, quienes “disparan”, no son para nada perseguidos. Al contrario “ellos son quienes persiguen”. Son quienes mandan al exilio, al cementerio o a la cárcel a sus opositores, sobre todo a quienes les ponen el dedo en la llaga. Si, esto ya se sabe, pero más puede el miedo o el acomodamiento que la organización social, para revertirlo. Un gobierno, solo y abandonado por su pueblo, no podrá, contra el Leviatán guatemalteco. Un gobierno, la institucionalidad del Estado, debe confiar y saber, que el único soberano es el pueblo y por lo tanto es el llamado para detener esta barbarie, la que está y que se avecina.
Para salir de este shock, es urgente reconocer como se fue construyendo estas relaciones de poder en la historia de la república y reconocernos, dónde nos encontramos nosotros en esta historia. Los 106 días solo es un “ensayo” de movilización indígena, no un levantamiento como tal y no debe terminar en condecoraciones y documentales. Reconocer nuestra historia es la primera alerta, para poder entender esta realidad. Debe ser una historia contada sin “victimizarnos”. Debe hablarse de las historias de rebeldía, resistencias y sublevaciones. Eso nos orientará a pensar, que los cambios nunca vendrán de los gobiernos, ni de los de arriba, los cambios siempre vienen de abajo. Y mientras los de arriba se pelean, los de abajo, debemos apretar el paso, para cambiar la historia de humillaciones y abandonos.