Este martes 15 de abril se llevó a cabo en Santiago Atitlán la tradicional k’mooy koroos, conocida popularmente como la traída del corozo, una de las actividades más emblemáticas de las celebraciones del Martes Santo en el municipio.

Una Tradición Ancestral y de Profundo Significado

La traída del corozo es una práctica ancestral que se ha transmitido de generación en generación y forma parte integral de la identidad cultural y espiritual de la comunidad. Cada año, durante la Semana Santa, la recolección de los corozos se convierte en un rito que prepara el escenario para una serie de ofrendas y adornos litúrgicos.

Los corozos recolectados tienen varios usos:

  • Adornos del altar mayor: Se utilizan para embellecer el altar de la iglesia católica, elevando el sentido ceremonial del espacio sagrado.
  • Ofrendas al Rilaj Mam: Representan un vínculo con lo divino, siendo parte de las ofrendas que buscan la bendición y protección ancestral.
  • Decoración de los arcos de frutas: Se integran en las coloridas composiciones que adornan el recorrido del Santo Entierro, fusionando elementos naturales con expresiones de fe.

El ambiente se llenó de energía y devoción mientras el cortejo, acompañado de cantos ancestrales, incienso, el resonar del gran tambor y las tradicionales matracas, recorría las calles principales de Tz’ikin Jaay.

Durante el trayecto, los cargadores se unieron al baile al compás de las melodías interpretadas por una banda local, lo que evidenció un sincretismo cultural y una espiritualidad vibrante que une a la comunidad. Este despliegue artístico y religioso destaca la pasión que los habitantes de Santiago Atitlán tienen por preservar y renovar sus tradiciones en cada celebración.

Más allá de ser un simple acto ceremonial, la traída del corozo es una manifestación de la riqueza cultural del pueblo tz’utujil y de la profunda conexión que mantiene con sus raíces. La actividad no solo refuerza la identidad local, sino que también es una ocasión para que toda la comunidad se reúna en un acto colectivo de fe y reconocimiento de su patrimonio.

La participación entusiasta del pueblo en esta tradición resalta la importancia de los ritos y costumbres en la cohesión social, permitiendo que la espiritualidad y la cultura se expresen de manera conjunta en cada paso del recorrido.

Nota: Dorcas Ixbalán – Red de comunicadoras Indígenas Jun Na’oj