Mientras la guerra arrasaba con la vida, miles de niñas y niños eran víctimas de secuestro, quedaban huérfanos y solos, las adopciones se convertían en un negocio rentable y numerosas redes de adopción se infiltraban en el Estado.

Las niñas y niños guatemaltecos eran enviados con familias a Estados Unidos, Canadá y Europa, en su mayoría, sin el consentimiento de sus familias.

Este es el caso de Ignacio Segura, nació el 1 de julio de 1983, creció en Montreal, Canadá; con tres familias adoptivas, se nombra a sí mismo como un desaparecido más de la guerra. Vino a Guatemala y está en la búsqueda de su historia.

Ignacio llegó al Orfanato Nacional Elisa Martínez cuando tenía 3 años, al poco tiempo fue dado en adopción con una familia canadiense. No sabe que sucedió con su familia, solo tiene un recuerdo borroso, “todos los niños estábamos juntos y vi como pasaban helicópteros y le disparaban a las personas, no sé si es un sueño o si es real”, expresa.

Segura vino a Guatemala con el anhelo de encontrar a su familia para conocer su verdadera historia, su verdadero nombre, su edad y sus raíces,  “es un proceso muy doloroso pero es importante para no olvidar lo que paso aquí en Guatemala”, señalo.

El conflicto Armado interno en Guatemala dejó  un saldo de cinco mil niñas y niños desaparecidos, a miles de ellos  se les siguen buscando.  Más de 900 reencuentros de niños desaparecidos han sido posibles por diversas organizaciones.

Raúl Nájera de Hijos Guatemala, señala que el caso de Ignacio es una muestra de los hechos que se cometieron durante los 36 años de guerra. Además hace un llamado a la población para unirse a la campaña que tiene como objetivo buscar a la familia de Ignacio Segura, recuerda que todas las personas que conozcan casos de desaparición de niñas y niños  informen para promover la búsqueda de las niñas y niños.

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