La zona militar No. 21, ahora conocida como el Centro de Operaciones para la Paz, CREOMPAZ, es el cementerio clandestino más grande de América Latina. En su interior se encontraron osamentas de 565 personas que fueron asesinadas durante el Conflicto Armado Interno.
Antes de ser ocupado por el ejército, el lugar pertenecía a comunidades del pueblo Q’eqchi, era conocida como la finca “Chocoyogüito” pero el 28 de julio de 1968, las familias fueron desalojadas violentamente.
51 años después, las familias continúan existiendo justicia y la recuperación de sus tierras. “Éramos muchos lo que vivíamos en esa comunidad, fuimos sacados por culpa de los milítales. Nuestros papas y abuelos fueron los que más sufrieron” relató Magdalena Caal, quien apenas era una niña en aquella época.
Tras ser ocupado por ejército se convirtió en el centro de inteligencia y en lugar clandestino de detención, desde donde se ejecutaron ejecuciones extrajudiciales, tortura, detenciones y violencia sexual.
Ahora los sobrevivientes procuran que dichos delitos no vuelvan a cometerse y que los responsables enfrenten la justicia por ello, sin embargo ven frustradas sus peticiones cuando en el Congreso de la República se continúan promoviendo leyes de amnistía como la 5377.
“Lo que nosotros pedimos es justicia, sabemos que fueron encontrados familiares y hermanos nuestros. Nuestra es por la justicia y que no vuelta a repetirse, no queremos que nuestros hijos y nietos pasen lo mismo” expresó Caal frente al edificio legislativo, lugar al que llevaron su petición.
Minutos más tarde se reunirían con algunos legisladores para expresarles de primera mano sus peticiones.