Fotografía: Edson Flores/PNUD

PNUD.

Las zonas marino costeras guatemaltecas nos brindan hermosos paisajes con playas de arena volcánica color negra y gracias a los ríos que se conectan con los océanos se forman bosques que crecen en el agua, los bosques manglares, mismos que sirven de refugio para muchas especies de animales y plantas.  Representan una gran fuente de oxígeno y al mismo tiempo filtran el agua en todo el planeta. Gracias a su aporte ecológico son considerados de los ecosistemas más productivos a nivel mundial.

En Guatemala las principales especies de mangle son cuatro: el mangle rojo, el mangle blanco, el mangle botoncillo y el mangle negro o madresal, sumando una superficie de 25,089 hectáreas (INAB-CONAP, 2012).

La biodiversidad asociada al Pacífico guatemalteco incluye más de mil especies de fauna según el Análisis de Vacíos y Omisiones para el Pacífico de Guatemala en el año 2009. Las playas y aguas de estas zonas constituyen una importante fuente de alimento para numerosas especies y los manglares son áreas de refugio y reproducción para aves y otras especies marinas como camarones y peces.

Los retos y amenazas que enfrenta el ecosistema manglar son grandes y van desde actividades humanas como la tala ilegal, la contaminación, la extracción no sostenible de sal, las malas prácticas en la pesca artesanal y las nuevas construcciones o invasiones. Es necesario que todos sumemos esfuerzos para lograr la conservación y uso sostenible de los bosques manglares y la biodiversidad que alberga en ellos. El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 busca conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo pero para cumplir con sus metas debemos unir esfuerzos.

Es necesario que toda la población que se asienta en las áreas de influencia de las zonas marino costeras, tome conciencia sobre el impacto que generan las actividades que realizan y eviten la contaminación, ya que estas acciones impactan los medios de vida de las familias locales. Cuando no tenemos conciencia ambiental y nos volvemos indiferentes ante la contaminación que los afecta provocamos que los mismos se vuelvan sucios, con menos reproducción de peces, camarones y moluscos, afectando directamente a la pesca artesanal, la economía y bienestar de las familias locales.

Es responsabilidad de todas y todos velar por que las actividades que realicemos no impacten de forma negativa a las áreas naturales que se constituyen medios de vida para las comunidades locales. Esto lo podemos lograr haciendo incidencia en los espacios que nos correspondan, para promover que todos velemos por unas actividades antropogénicas responsables con el medio ambiente.

El PNUD reconoce la importancia de la biodiversidad en las zonas marino costeras y el uso sostenible de los recursos como una estrategia para la conservación de los manglares y las especies que habitan en este ecosistema. Es por ello que implementa el Proyecto Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad en Áreas Protegidas Marino Costeras, ejecutado por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales como punto focal del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés) y el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP).

Si protegemos los manglares, protegemos a nuestras comunidades y contribuimos al desarrollo socioeconómico y al bienestar de las familias locales.

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