Samanta Carrillo tiene el mismo trabajo desde hace 16 años, pero su labor es estigmatizada y por ello no puede acceder a servicios de salud, no tiene derechos laborales y la justicia no la toma en serio, Samanta es trabajadora sexual.
El trabajo sexual no es penalizado por la ley, pero tampoco está regulado, a pesar de que el artículo 191 del código penal dice que toda persona mayor de edad puede decidir sobre su vida sexual.
Por ello este 02 de junio, día internacional de la trabajadora sexual, las mujeres organizadas exigen que su trabajo sea reconocido y se les otorguen los mismos derechos que otros trabajadores.
Actualmente las trabajadoras sexuales solo tienen acceso a un control profiláctico, es decir, se les ve como un objeto que se debe mantener higiénico.
Las trabajadoras sexuales se organizaron en “Mujeres en superación” y recuerdan que ellas, en plena autonomía, han decido ejercer el trabajo sexual, por lo que exigen sean reconocidas.