Manolo Xol Chun celebra la vida porque tras 37 años de separación finalmente vio la luz al final del túnel. En noviembre de 2019 pudo reencontrarse con sus familiares a quienes había dado por muertos durante el Conflicto Armado Interno.
Se separó de su familia cuando tenía 2 años, nos cuenta que la soledad le restaba sentido a su vida. La esperanza de creer que podía encontrar a un familiar con vida le llevó a buscar por su cuenta, esfuerzo que no tuvo frutos. Cuando pedía información a las personas se llevaba una desilusión porque le decían que su familia había muerto.
Para manejar las tristeza de la ausencia prolongada de sus seres queridos, Manolo vivió y trabajó en la ciudad capital. Desempeñó muchos oficios, se encargó de las ventas en una aceitera, se dedicó a la fontanería, herrería y albañilería. Hasta que lo soledad fue más fuerte por lo que se decidió a reiniciar el proceso de búsqueda, momento en el que conoce al equipo coordinado por Marco Antonio Garavito Fernández.
El caso de Manolo es el número 500 que resuelve el Programa Todos Por El Reencuentro de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental.
«Lo importante es dar el primer paso» Manolo encontró a su familia tras 37 años de separación. A sus 41 años se dispone a retornar a Santa María Cahabón para volver a integrarse a su núcleo familiar.
Marco Antonio Garavito Fernández, director de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, explica que un proceso de búsqueda no termina con el Reencuentro, le sigue el proceso de reintegración familiar, etapa en la que se abre la posibilidad de reconstruir la vida que fue fragmentada por la separación.