Por: Belén Pac.
La migración de la niñez y adolescente salvadoreños no acompañados es un fenómeno principalmente rural y en esas regiones las condiciones de pobreza ponen en riesgo el “desarrollo físico, nutricional y cognitivo” de los niños, indicó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La Encuesta de Hogares de Movilidad Humana sobre Vivienda de Niñez y Adolescencia Migrante no Acompañada Retornada de la OIM da cuenta de que de la zona rural del país centroamericano proviene el 6/10 de las familias que envió a Estados Unidos a un hijo sin compañía que luego fue deportado.
El informe, dado a conocer, puso de manifiesto que una cuarta parte de estos niños y adolescentes “habita en viviendas con piso de tierra y con paredes de bahareque o adobe”, condiciones que, según el Banco Mundial, “son indicadores primarios de pobreza y pone a los menores vulnerables a enfermedades parasitarias como Chagas”, explicó el ente en un comunicado.
Estos menores de edad “presentan condiciones que potencian enfermedades que afectan su desarrollo físico, nutricional y cognitivo”, señaló el organismo internacional.
La OIM instó “a las familias, a la sociedad y al Estado salvadoreño a que garanticen los derechos de todas las niñas, niños y adolescentes a gozar del más alto nivel de salud posible y de crecer en un entorno digno en el que se priorice su protección”.
Los datos divulgados fueron recolectados mediante la Encuesta de Hogares de Movilidad Humana en El Salvador, Guatemala y Honduras, implementada por la OIM entre noviembre de 2015 y marzo de 2016.
Con información de Día El Mundo/El Salvador.