#Opinión | Lucía Ixchiú – Festivales Solidarios
En las últimas semanas de esta crisis permanente llamada Guatemala, la incompetencia y mediocridad del descarado gobierno y sus funcionarios salió a relucir nuevamente, evidenciando la improvisación y falta de planificación de las medidas gubernamentales, la contradicción entre funcionarios, el robo descarado de préstamos millonarios tiene molesta e indignada a la población en general.
Se habló de un subsidio que después de dos meses siguen sin llegar a los sectores de la población que más lo necesitan, comunidades sin agua, cortes de energía, hambruna y despidos masivos es lo que ha dejado esta crisis de la desigualdad que desde siempre se ha vivido en este país. El virus es el capitalismo y el antídoto, la colectividad solidaria.
Dentro del desorden hace menos de quince días el gobierno se relajó y suavizo las medidas abriendo plazas y centros comerciales pequeños, lo que elevó exponencialmente el número de contagios, lo que llamó mi atención en medio de todo este caos, era observar cómo se daban medidas privilegiadas a las plazas y centros comerciales ampliando su horario de atención, pero a los mercados barriales y populares, no se les hacía la misma ampliación.
José, un vendedor de San Juan Sacatepéquez, me contó que perdieron toda la cosecha de flores para la Semana Santa, pues como las restricciones eran más duras en aquel entonces, tenían prohibido circular normalmente y todo se pudrió y se perdió. Esta ha sido la realidad de cientos de pueblos indígenas y mestizos de los que su actividad principal es sembrar y cosechar alimentos.
La solidaridad entre la población campesina no se hizo esperar pues han hecho donaciones de la cosechas a lo largo y ancho de país, lo cual ha sido documentado por casi todos los medios de comunicación digitales y escritos, esto ha evidenciado una vez más que, la solidaridad es la ternura de los pueblos como dice Gioconda Belli.
Hace unos días en medio del caos del sistema de salud y la nula ejecución de su presupuesto, visibilizado por la diputada Andrea Villagrán y generó un cambio intempestivo y poco planificado de éste chiste de presidente, recrudecieron según ellos las medidas con la excusa de reducir los contagios y prohibieron la circulación de todo tipo de vehículos, a excepción de los vehículos de bebidas carbonatadas, transporte pesado de exportación, comida a domicilio y vehículos de medios de comunicación, pero para parecer menos obvios adivinen quienes son los dueños de todo este tipo de transporte, obvio el CACIF, las 11 familias, la oligarquía dinosáurica.
Las medidas para la contención del COVID19 sin duda han sido decretadas en un inicio desde el privilegio y la nula empatía de asumir que la mayoría de este país está entre la clase media, toda la publicidad y el bombardeo mediático va con una connotación clasista y excluyente el “quédate en casa” no aplica para quienes viven de a diario, para quienes en sus trabajos están casi obligándolos a ir a trabajar en las peores condiciones.
Para irle quitando las capas a la cebolla, las últimas medidas llenaron de indignación al sector indígena campesino del occidente del país, pues se permite circular mercancías que no son prioritarias en esta crisis y no se permite circular a los camiones de comida que sin duda vienen de un origen indígena y popular.
Los pueblos del occidente del país, hemos sido rebeldes desde siempre, nos hemos amotinado y rebelado contra las imposiciones despóticas de los reyes, encomendares y demás tipo de figura de poder de turno y este títere de la oligarquía sin duda, no es la excepción.
Los pueblos están en todo el derecho de manifestar su inconformidad por la estupidez y pleitesía del presidente que decreta y ordena hacer cosas carentes de sentido común evidenciando su clasismo y preferencia, a Giammattei no le importa el pueblo, ni la gente, le interesa quedar bien con quienes llevan más de 15 años pagando su campaña política.
Empezó en Sololá y se esparcirá por todo el territorio de occidente, ya lo hemos visto antes, así somos, unos indios rebeldes que no nos dejamos, que no agachamos la cabeza ante nada ni nadie, si no se dejan circular los camiones de verduras y alimentos, que no se deje circular nada.
Los pueblos unidos vamos superar esta crisis, la solidaridad y el apoyo mutuo son necesarias para este cambio de paradigma que necesita el país y el mundo, como siempre somos los pueblos indígenas quienes damos el paso para romper el silencio y el miedo impuesto por los Estados y los gobiernos.
“Que todos se levanten, que nadie se quede atrás, que no seamos ni uno ni dos de nosotros, sino todos”. [1]
[1] Popol- Wuj: Libro sagrado de los Maya K´iches.