“Cuando ya empezaba a oscurecer, me acerqué para ver donde estaba mi familia, encontré a 27 personas muertas pero no estaban los cuerpos de mi hija ni los de mis nietos. Sentí que allí terminaba mi semilla. […] Tengo 82 años y no quiero morir sin saber qué pasó con ellos.”
Padre y abuelo de personas desaparecidas en Ixcán, Departamento de Quiché, Guatemala.
La desaparición es una desgarradora realidad tanto para quienes la sufren como para sus familiares y allegados; un dolor que persiste en el tiempo, llegando a marcar a la sociedad durante generaciones.
Durante el conflicto armado interno en Guatemala fueron desaparecidas 45 mil personas, entre ellos 5 mil niños y niñas. Las personas que desaparecen son víctimas en primera persona, pero también lo son sus familiares. Cuando una persona desaparece, se genera en su familia un profundo sufrimiento y una incertidumbre constante que produce afectaciones físicas, emocionales y psicosociales, a las que frecuentemente se le suman dificultades legales y económicas. Dado que las personas desaparecidas forman parte de una comunidad, su desaparición afectará también profundamente al entorno social al que pertenecen.
Por ello, el derecho de las familias a saber la suerte y el paradero de un ser querido desaparecido es una preocupación fundamental reconocida por el derecho internacional; y en consecuencia, las autoridades tienen la responsabilidad y obligación de tomar las medidas necesarias para garantizar que estas familias reciban un trato digno frente a sus necesidades y puedan obtener la información que necesitan para seguir adelante.
Este sitio pretende apoyar a familiares de víctimas de desaparición forzada y a organizaciones que con su labor han logrado identificar a quienes fueron desaparecidos. Leer mas…